Hay datos fidedignos para defender la historicidad del enterramiento en Leyre de varios reyes: Fortún Garcés, que en el año 905 renunció a la corona para ingresar en Leyre como monje. También su padre y predecesor, García Íñiguez, y su abuelo, el rey Íñigo Arista. No resulta verosímil que fueran sepultados en Leyre Sancho Garcés I (905-925) y su hijo García Sánchez I (925-970); pero si sus sucesores: Sancho Garcés II y García Sánchez II fueran.
También lo fue Ramiro Garcés, orlado con el título de Rex como todos los hijos de reyes en la monarquía pamplonesa. Además es sólidamente probable que Sancho el de Peñalén fuera inhumado en Leyre tras su asesinato en 1076. Finalmente, fue enterrado el príncipe Andrés Febo (+1503), primer hijo varón y por tanto heredero de Juan III de Albret y Catalina de Foix; y muy probablemente también su hermano Martín, fallecido en 1506.
Parece también que, con independencia del lugar de sepultura, los monarcas serían recibidos en sociedad espiritual por la comunidad de Leyre en los siglos IX y X. Este hecho permite suponer que también otros miembros de la familia real fueron inhumados en Leyre. De entre los reyes especialmente vinculados al monasterio destaca Sancho el Mayor (1004-1035) que llevó a Leyre y al reino de Pamplona a su mayor apogeo.
Cada año tiene lugar en el Monasterio de Leyre un solemne Homenaje a todos los antiguos Reyes y Reinas de Navarra. A lo largo de los años este Homenaje, conservando su contenido esencial, se ha ido celebrando con distintos formatos según las circunstancias y la diversa sensibilidad de los Gobiernos que se han ido sucediendo en Navarra. Pero las Instituciones Forales de Navarra, la Comunidad de Monjes de Leyre y el pueblo navarro han sabido mantener fielmente este singular reconocimiento a quienes forjaron este conjunto humano y territorial que es Navarra, que pervive con personalidad propia después de doce siglos de existencia.
Parece también que, con independencia del lugar de sepultura, los monarcas serían recibidos en sociedad espiritual por la comunidad de Leyre en los siglos IX y X. Este hecho permite suponer que también otros miembros de la familia real fueron inhumados en Leyre. De entre los reyes especialmente vinculados al monasterio destaca Sancho el Mayor (1004-1035) que llevó a Leyre y al reino de Pamplona a su mayor apogeo.
Cada año tiene lugar en el Monasterio de Leyre un solemne Homenaje a todos los antiguos Reyes y Reinas de Navarra. A lo largo de los años este Homenaje, conservando su contenido esencial, se ha ido celebrando con distintos formatos según las circunstancias y la diversa sensibilidad de los Gobiernos que se han ido sucediendo en Navarra. Pero las Instituciones Forales de Navarra, la Comunidad de Monjes de Leyre y el pueblo navarro han sabido mantener fielmente este singular reconocimiento a quienes forjaron este conjunto humano y territorial que es Navarra, que pervive con personalidad propia después de doce siglos de existencia.