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a primera noticia histórica auténtica que tenemos sobre el monasterio de Leyre es, sin duda, la visita de San Eulogio de Córdoba el año 848.
Y cuando se puede acreditar una tan antigua referencia, se puede tener el lujo de renunciar a las noticias apócrifas de los falsos cronicones y de las leyendas piadosas.
A mediados del siglo IX hallamos también otra referencia bastante concreta. Importante, porque es el inicio de una devoción que llegó a ser muy típica del monasterio. La de las santas mártires Nunilo y Alodia.
l año 1076 tuvo lugar la trágica muerte de Don Sancho de Peñalén.
ermina la historia de Leyre con el primer capitulo de su restauración. La restauración material y espiritual de Leyre es obra de los últimos cincuenta años. Ya en 1935 se habían comenzado unas excavaciones arqueológicas por los cimientos de la cripta y del templo superior. Luego, la vigorosa y emotiva exaltación de todo lo navarro que supuso la lucha de los años 1936 a 1939, hizo que se convirtiese en realidad la nostalgia de hacer revivir a Leyre. Como hizo constar la Diputación Foral en documento memorable: “Leyre es la reliquia mayor de Navarra. Tal vez no existiría Navarra sí no existiese Leyre. En sus viejas piedras está la razón del Reino Pirenaico, que nació precisamente en estas sierras y en estas tierras”.